martes, 5 de septiembre de 2017

Antología del IV Concurso de microrrelatos de terror "Microterrores"

Antología del IV Concurso de microrrelatos de terror "Microterrores" 



GANADOR

José Mendoza

FINALISTAS

PRIMER FINALISTA

María Sardón (España)

SEGUNDO FINALISTA

José Lissidini Sánchez (Uruguay)

TERCER FINALISTA

Fca. Esperanza Cano D’angelo

CUARTO FINALISTA

Cleopatra Smith

MENCION DE HONOR

Yordania Ortiz Santiago

SELECCIONADOS



Ada Ofelia González Rizo  José Llopis Ortigosa
Alberto Arecchi  José Luis Chaparro González
Alejandro Javier Guerra Díaz José Manuel González Rasero
Alexandro Arana Ontiveros José María del Rey Morató
Alexis Arraz Almirall José María Jiménez Herrera 
Alfonso Cáceres Reneré José Mariano Seral Escario
Alicia Cristina Karlsson Juan Carlos Gómez Garzón
Alonso Echeverri Salazar Juan José Tapia Urbano
Álvaro Barroso Mantilla Juan Manuel Chica Cruz
Amanda K.  Juan Pablo Goñi Capurro
Amparo Benítez Toro Juan Pedro Fernández Romero
Ana Carolina Vilarete Rodríguez Julia Ojidos Núñez
Ana Kika López Julián Alcorta Idiaquez
Andrés Gandía Palau Laura Pérez Caballero
Angel Coronado Castillo Laura Santestevan Bellomo 
Ángel Revuelta Pérez León Berestovoy 
Angélica Yuste Mascarós Lidia Dellacasa de Bosco 
Antonio Sicilia Águila Liliana Noemí Bardessono
Armando Aravena Arellano Liliana Savoia
Beatriz E. Celemín Clavijo Lita Rivas Folgar
Benedicto Martínez Hernández Liudmila Koldenkova
Bernardo Martinez Gonzalez Lorena Camarillo Pulido
Blanca Oteiza Corujo Lucía Borsani García
Calamanda Nevado Cerro Luciano Infante Muñoz de Luna
Carlos A. Duarte  Luciano Rodríguez 
Carlos Alberto Nobrega Neves  Luis Alberto Celemin Clavijo 
Carlos Manuel Rentería de la Cruz Magda Olga Nanduca López
Carlos Muñoz González manuelmontesrodriguez.wordpress.com
Carlos Piedrahita Serna Mar Roca Mercader
Carmen Obdulia Gracia Diaz  María del Pilar Flores Campelo
Carmen Pérez Pérez María Elena Rodríguez Denis
Carmen Rodríguez Arroyo María Enriqueta Roland
Clara Gonorowsky María Felisa Vera López
Cristià Serrano Diaz María Graciela Kebani
Cristiane Vieira de Farias María Varea Ramón
Daniel Yagolkowski  María Victoria Grillo 
Darío Weitz Mariana Fachinetti 
Desirée Jiménez Maximiliano Sacristán
Diana Alejandra Aboytes Martínez  Miguel Ángel Sastre Pérez
Diego Galera Morales  Miren H.F.
Elena Carrasco Carrasco Mirta Mineo 
Emilio Alejandro Prieto Palavecino Mónica Druetta
Érik González Guerrero Nadia Molí
Ernesto Castell Calpena Nahuel Vecoli D’Angelo
Ernesto Parrilla Néstor Quadri
Estéfano Luján Néstor Remón Sáez
Esther Domínguez Soto  Nidia Abbadie
Eva Ruiz Norma Lueiro
Federico Barrios Odella Ónix Rodríguez Roche 
Fernando Arranz Platón Oscar Daniel Raffa
Fernando G. Vecoli Pablo Alonso Rodríguez
Fernando Gracia Ortuño Pablo Borghini
Flor del Carmen Rodríguez Segura Patricia M. Begoña
Francisco J. Barata Bausach Patricia Moreno Raya
Francisco Javier Aguirre González Paulino Garcia
Francisco Lorenzo Venancio Pedro Andrés Estudillo Butrón
Francisco Raúl Pedro Luis Puiggrós Flores
Gilberto Mendoza Pedro M. González Cánovas
Gladis Leonor Ataide Pilar Tuero Secades
Gonzalo González Alonso Rafael Jiménez Ontanilla 
Graciela Vargas Ramos Ramón Castro Pérez
Grisel Gómez-Cano Raúl Mateos Barrena
Gustavo Pizarro Ricardo Jonathan Felipe González
Hanna Páez Ricardo Serra Granero
Héctor Daniel Olivera Campos Roberth Fabris
Héctor García Romy Raschini 
Héctor Núñez Martínez Rosa Mª Francés Cardona
Ignacio López de Gauna Rosa Mª Reboredo Gómez
Ignacio Moreno Flores Rosa María Ríos López
Irene Hernández Martínez Rosalía Ajamil Sánchez
Isabel Sanfeliu Pujadas Rosaura Tamayo Ochoa
Ismael Juan Romero Sebastián Zanetti
Jac Andino  Sergio Gómez Hernández
Jairo Sánchez Hoyos. Sahagún  Silvia Carpena Sáez
Javier Gómez Fernández Silvia Irene Fuertes Hidalgo 
Javier Navarro Vegas Silvia San Vicente Víñez
Javier Vázquez  Úrsula M. A.
Javier Yagüe Criado Vanessa Curiel Alvarez
Jesús Urbano Sojo Vicente Aravid López
Johana Viterito Bertón Victoria E. García
Jorge David Alonso Curiel Yolanda Corbo Plada 
Jorge Luis Álvarez Echeverri  Zoraida Sánchez Mateos
Jorge Mario Sánchez Toro  Zuriel Herrera


Ver Fallo AQUI


Creo que ahora tendré que pedir permiso para morir un poco
Por: Carlos M. Rentería
Este relato hace parte de la vida de un habitante de la calle que 
inesperadamente se me acercó un día cualquiera y me contó su historia.


Cuando uno esta empezando a conocer la vida siempre sueña con tener o pertenecer a una familia bonita, con valores, llena de expectativas, con sorpresas agradables y sueña también que uno es protagonista ya sea por que se casa y la esposa buscada, soñada y anhelada que le da una familia hermosa, son pieza clave y encajan en la familia, es decir, que la esposa le cae bien a las hermanas que es mucho decir y que las hijas e hijos propios son la adoración tanto para los primos como para los tíos de una parte y de otra.

Cincuenta años después, la realidad supera la ficción, la familia que me tocó a mí, pasó de ser una familia soñada a una familia del montón, ya los sueños de niño se esfumaron con el tiempo y los valores con los que soñaron papá y mamá se fueron al traste. La esposa soñada y anhelada se me fue en dos oportunidades debido a que para mi familia es más importante el dinero, la posición social, el barrio o ciudad de donde vienes, el color de tu piel, etc., pero nunca se fijarán en los valores que nacen, se reproducen y nunca mueren en un ser humano. La única hija fruto de un amor nunca olvidado y que me lleva a mis recuerdos con nostalgia y mucho amor, ha tenido que pasar al anonimato por su seguridad, la protejo de malas influencias y porque nunca me perdonaría que por una imprudencia de propios o extraños le sucediera algo grave.

Ahora un poco más maduro hago un balance de mis sueños de ayer y he llegado a muchas conclusiones que jamás imaginé ni siquiera pensar. Mis hermanos y hermanas organizaron su vida cada uno independiente de la otra, la unión de que hablaban y soñaban mis papás quedó no el papel sino en sueños de viejos soñadores, sueños de ayer.  Ahora cada uno se mueve en su propio eje y cada uno hace lo que le place sin importar si lo que le pase al vecino. Cuando hablo de que mi familia es algo particular es porque tocó meterla dentro del montón, la prefiero allí en  donde están todas las familias que uno encuentra en el camino de la vida, en donde está el común de la gente, de adonde nunca debimos haber salido. 

En mi familia por ejemplo, hay infidelidades de personas que uno jamás imaginó, como dice el dicho popular: salieron a buscar en la calle lo que tienen bien servido en la casa; otras por el contrario se dedicaron a ofrecerlo al mejor postor, a quién se le hubiese ocurrido años atrás cuando era tan solo una niña de primera comunión, verla hoy en el estado en que se encuentra, repartiendo amor a diestra y siniestra, cobrando lo que le place por unos minutos de felicidad y de goce; de los hombres de la familia ni se diga, afortunadamente a ninguno le dio el gusto por el mismo género, pero sin embargo hay tramposos en los negocios, atracadores callejeros, algunos son buscados internacionalmente por estafa o por terrorismo, en fin, esa es mi bonita familia.

Que dirían mis padres si bajaran del cielo y miraran la familia que tanto anhelaron y que hoy esta sumida en el abandono y en la mediocridad, que dirían las mujeres chismosas de pueblo que algún día nos imaginaron convertidos a unos en médicos, ingenieros, políticos, mejor dicho en otro plan diferente al que nos vemos ahora, si todas esas personas nos miraran de frente tendríamos que ver la sonrisa hipócrita de todos ellos, porque los sueños de niño, con los que deliré toda mi vida, se esfumaron debido al afán de tener dinero en montones de algunos, buenos carros de otros, buenas casas para unos cuantos, viajar para la mayoría sin importar el lugar del mundo, de darse gustos, pero acosta del sufrimiento de todos los demás, porque aunque no lo crean aún nos afecta en grupo o individualmente cuando oímos en la radio o la televisión y aún peor cuando lo vemos plasmado en un periódico, la fotografía de algunos de nuestros familiares, ya sean sobrinos, hermanos o cuñados involucrados en hechos ilícitos, eso duele, duele en el orgullo, duele en alma, duele porque eso desvaneció el sueño de mis padres, sueños que hoy se los llevó el viento y que nunca volverán. 

Para reconstruir mis sueños tengo que hacer dos cosas: una volver a nacer y otra tener o pertenecer a otra familia diferente en donde sea más importante la persona y el ser que uno lleva adentro que los lujos y las comodidades.

https://goo.gl/atmTPv